sábado, 9 de marzo de 2013

El Mito en la Filosofia

Se quiere que la irrupción de la filosofía en el mundo griego sea una actitud anunciadora de la muerte de la concepción mítica del mundo, para dar paso al triunfo de la razón, por lo que aparece el mito enfrentado al logos, y por lo mismo a la verdadera labor de la filosofía, no obstante, la defensa que hace Platón del rol del mito. Así, el viejo sentido mistérico del mito se fue enlodando, y como en la referida leyenda griega de la verdad y la mentira, la razón se vistió con los ropajes del mito, mientras éste se bañaba desnudo. Esta visión contrasta con el sentido y función religiosa original de los mitos, o más exactamente mística y mistérica, que tenían entre los egipcios y griegos, lo mismo que entre los chinos e indos. Si tomamos la filosofía en su sentido original, debemos relacionarla con sophia y no con gnosis, es decir que, filosofía es amor a la sabiduría y no al conocimiento, entendiendo que la sabiduría nos aproxima a lo vivencial, y no meramente al entendimiento y aceptación intelectual. Es cierto que el desarrollo científico dominó el mundo de la razón y abrió la era del conocimiento, pero a la vez, pospuso, por no decir sepultó, a la sabiduría en su sentido original. De este modo, la filosofía en su función vinculadora con la vieja sabiduría mistérica, no se contrapone al mito. Antes bien, rescata su real condición de vehículo para el nòus, en su vuelo hacia los arquetipos. En el siglo veinte, psicólogos como Karl Jung, o estudiosos como Mircea Eliade, revalorizan este sentido original en el mito, y es con este último con quien trabajaremos. Según M. Eliade, establecer esta diferencia referida por los griegos, distinguiendo mito de fábula, tiene un fundamento no sólo válido para los antiguos, sino plenamente vigente: la historia sagrada, la historia del tiempo no puede haber sido inventada de la nada, sino a partir de hechos verdaderos. No se trata de una deformación fabulosa como el que un grillo converse con un escarabajo o toque un violín, con un claro sentido alegórico, sino de un origen, un estado primordial indeformable y perenne. Lo mítico es a la vez sagrado, porque ultérrimamente es ontológico, en cambio lo que no es ontológico no es sagrado y por lo tanto no participa del mito. El mito es a la vez historia, pero como es ontológico, es historia sagrada. Así lo entendieron los griegos y los romanos, a partir de un modelo ejemplar. Ante la complejidad inmensa de relacionar todos los elementos en que la filosofía hace uso del mito, tomaremos dos áreas culturales en que es evidente que estos dos lenguajes se interrelacionan armoniosamente. Se trata de los griegos y los indos.

  FUENTE: El mito y la Filosofia

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